Figura aborigen, pintada en la piedra, como si fuese una radiografía. 6000 a. de C. Parque Nacional de Kakadu, Australia.ca.
El interior del cuerpo humano es intrincado y complejo. Las leyes naturales que rigen las diversas funciones del cuerpo, en muchos casos, son un enigma, aún para la tecnología y la medicina más avanzada. ¿Qué sucede debajo de la piel de un ser humano?, es un secreto fascinante.
En el pasado distante la estructura interna del cuerpo era cuestión de especulaciones y fantasías, pero sobre todo, de muy escasa investigación. Había solamente insuficientes tentativas de representarlo en bocetos y dibujos. El desarrollo de la investigación anatómica, junto con la invención de la tecnología de la impresión en el siglo XV, ayudó a dar un mayor impulso a la inspiración de artistas en su percepción del cuerpo. La anatomía imaginaria progresó, llenándose de detalles, a veces extraños y surrealistas, que expusieron al mundo exterior las entrañas de un universo aún desconocido.
Al principio de la era moderna, entre los 1450 y 1750, la frontera entre el arte y la ciencia no estaban muy bien definidas todavía. Los artistas, y aun los expertos en anatomía, utilizaban formas familiares, cercanas a la naturaleza, a la religión y al arte, para hacer sus descripciones y representaciones.
Jacques Fabien Gautier D’Agoty (1717-1785). Lo grotesco de sus temas, lo rigidez de sus figuras y la excentricidad de la disposición de las partes del cuerpo, conforman algunas de las características con las que este artista se anticipó al modernismo del siglo XX.
Fue entre los años 1680 y 1800 cuando los especialistas en el cuerpo comenzaron a eliminar de sus dibujos científicos, los componentes imaginarios. La confiabilidad de la anatomía demandaba que toda recreación estuviese desprovista de metáforas visuales y paisajes imaginarios. Cada elaboración exigía la reproducción con técnicas de impresión que reflejaran autenticidad, talento artístico, pero sofisticación del conocimiento actualizado en los estudios de la anatomía humana.
De alguna forma, las representaciones del cuerpo hechas en cada época, reflejaban las creencias y convicciones de cada sociedad. Por ejemplo, en la Edad Media los astros influían sobre el cuerpo; en la medicina china la acupuntura puede regular la energía a través de unos puntos que recorren unos canales corporales; las teorías de Vitrubio ayudaron a explicar cómo las proporciones del cuerpo humano sirvieron para construir el ideal de la belleza; las lecciones de anatomía de Vesalio cambiaron la forma de ver el cuerpo humano en el siglo XVI dentro de la medicina científica; y a principios del siglo XX, Fritz Kahn produjo una sucesión de libros en los que reproducía el funcionamiento interno del cuerpo humano, mediante el dibujo de las metáforas visuales propias de la nueva sociedad industrial -plantas de fabricación, motores de combustión interna, refinerías, dinamos, teléfonos, etc.
La visualización de Fritz Kahn (1888-1968) del cuerpo como planta química fue concebida en un período en que la industria química alemana era el mundo más avanzado. 1926.
En la actualidad los científicos y los nuevos artistas ofrecen unos panoramas ignorados de nuestro cuerpo interior. Valiéndose de simuladores avanzados, ecografías de alta tecnología y reconstrucciones computarizadas, han permitido el seguimiento de un ser humano a través de la pantalla del computador, por lo que ahora podemos recibir una imagen más auténtica, acabada y hermosa de nuestra estructura interna.
Alexander Tsiaras: Corponauta
Es el caso del artista, científico, y periodista norteamericano, de origen griego, Alexander Tsiaras, quien crea, con los exploradores del cuerpo y los hologramas del láser, las imágenes del cuerpo humano que combinan la descripción científica exacta, con el tacto de la reproducción artística. Las imágenes virtuales no son fotografías, sino visualizaciones obtenidas con cámaras diseñadas por el Tsiaras, que permiten aislar e iluminar diferentes partes del cuerpo, desde órganos hasta células.
Tsiaras es el actual presidente de la Sociedad Anatomical Travelogue, en los Estados Unidos. Trabaja desde hace veinte años en los ámbitos de la medicina, la investigación y el arte, en los que ha adquirido una reputación mundial como periodista, fotógrafo, artista y escritor.
Las imágenes virtuales no son fotografías, según lo expresado por el propio Tsiaras, sino visualizaciones obtenidas con cámaras diseñadas por él, que posibilitan el aislamiento e iluminación de diferentes partes del cuerpo, mostrando con gran nitidez por las altas resoluciones de los equipos, desde el más complejo órgano hasta la célula más diminuta, como las publicadas en su libro La arquitectura y diseño del hombre y la mujer: la maravilla del cuerpo humano revelado.
Junto a un equipo de especialistas formados en el área -50 programadores, biólogos, investigadores y expertos en visualización médica-, Tsiaras ha desarrollado técnicas para crear visualizaciones informáticas del cuerpo humano. Usando tecnología sofisticada e innovadora de proyección de imagen, la complejidad de los datos del cuerpo, se transforma en información accesible y bella, con la cual se alcanza la transmisión de un conocimiento a través de una sofisticada narrativa visual.
El proceso de la proyección de la imagen comienza con exploraciones humanas reales de MRIs, de CTs y de ultrasonidos. Son fotos planas, de dos dimensiones, que luego se convierten a digital y se vuelven a montar para producir imágenes tridimensionales. En una combinación de arte y ciencia, las exploraciones, los microscopios de gran alcance, las herramientas que modelan moléculas, una cámara fotográfica especial y el volumen que se obtiene a través del software, se pueden “pintar” las imágenes que ofrecen a los espectadores una mirada al interior del cuerpo humano.
Más de 99 por ciento de los vasos sanguíneos en el cuerpo son tubos capilares, no obstante transportan menos del cinco por ciento de la sangre.
El viaje es inigualable. “La muestra de imágenes, dice Tsiaras, puede narrar la historia sobre el corazón, la salud cardiovascular y las estrategias para alcanzar una vida sana. Acompañar al cuerpo humano, en un viaje que va desde la concepción hasta el nacimiento y la edad adulta, sirve para aprender cómo factores genéticos, de comportamiento y ambientales, afectan el sistema cardiovascular durante el curso de la vida”, dice.
Sus trabajos han sido objeto de numerosos programas de televisión, y han recibido cobertura periodística en revistas como Life, Nueva York Times Revista, Smithsonian, Discover, Geo, y el London Times Revista. Asimismo, importantes instituciones científicas de los Estados Unidos, como el Instituto Nacional para la Salud, el Museo Nacional de la Salud y la Medicina, el Instituto de Patología de las Fuerzas Armadas y la Escuela Superior de Medicina de Nueva York, han dado el respaldo para la realización de su trabajo. Tsiaras, además, dicta regularmente conferencias en convenios médicos en todo el mundo.
La imagen del hombre
De procedencia griega, Alexander Tsiaras fue educado en la fe ortodoxa de su país natal, y seguramente estas condiciones hayan influido en el producto de su labor. En cuanto a su origen, es indudable que el privilegio de la imagen de la cultura griega ha dejado una impronta difícil de evadir.
No hay que olvidar que el humanismo griego ha exaltado al hombre como “medida de todas las cosas”. El hombre griego se concebía como la máxima de las creaciones y su capacidad para razonar como la mejor de sus cualidades. El filósofo Anaxágoras pensaba que el universo era regido por una mente suprema que impuso el orden al caos de la naturaleza, y que el hombre, a través del pensamiento, de manera semejante, podría imponer el orden en los asuntos humanos. “El mundo está lleno de maravillas -cantaba Sófocles-, pero nada es tan maravilloso como el propio hombre”. Así, los griegos construían monumentos para honrar a sus dioses, para conmemorar victorias, para registrar ritos religiosos, pero lo que siempre representaban era al hombre.
Tsiaras considera sus trabajos verdaderas pinturas de la anatomía humana generadas mediante imágenes en 3 dimensiones.
La segunda condición para Tsiaras, está referida a su formación religiosa. En ella, la iconografía se convierte en un instrumento fundamental en la argumentación de la existencia, pieza clave para entender el desarrollo del proceso del morir entre los griegos, de un modo en ocasiones libre de las barreras mentales que erige el lenguaje escrito. La inmediatez de la comprensión del lenguaje pictórico es, por tanto, una de las cartas que llevan a que podamos entender el privilegio de la documentación, los análisis y las argumentaciones que Tsiaras desarrolla en su trabajo.
domingo, 23 de noviembre de 2014
Alexander Tsiaras: El arte de la proyección de imagen (reportaje)
Rafael Simón Hurtado. Escritor, periodista. Fue Jefe de Edición de Tiempo Universitario, semanario oficial de la Universidad de Carabobo. Director-editor fundador de las revistas Huella de Tinta, Laberinto de Papel, Saberes Compartidos, los periódicos La Iguana de Tinta y A Ciencia Cierta, y la página cultural Muestras sin retoques. Premio Nacional de Periodismo (2008), Premio Nacional de Literatura Universidad Rafael María Baralt (2016), Premio Municipal de Literatura Ciudad de Valencia, (1990 y 1992). Ha publicado los libros de ficción Todo el tiempo en la memoria y La arrogancia fantasma del escritor invisible y otros cuentos; y de crónicas, Leyendas a pie de imagen: Croquis para una ciudad. Ha hecho estudios de Maestría de Literatura Venezolana en la Universidad de Carabobo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Excelente artículo RS.
ResponderEliminarLos avances científicos y tecnológicos, que siempre han ido de la mano con el progreso del arte (lo que resulta evidente en el caso de la pintura y la representación gráfica) hoy nos permiten cosas hasta ayer insospechadas. El proyecto Zigotebody (Originalmente Google Body, http://zygotebody.com) permite a cualquiera con una conexión a Internet y un navegador compatible (Firefox 4, por ejemplo) visualizar el cuerpo humano, "navegar" por sus diferentes "regiones" y a distintas "profundidades" como si fuera un mapa en tres dimensiones. El cuerpo está siendo convertido en un objeto transparente, susceptible de ser representado, estudiado y eventualmente dominado. Foucault tendría mucho que decir sobre esta proliferación (y democratización) de las tecnologías de la representación.
Interesante , me encanta lo que escribe, amplía mi conocimiento, muy bueno estar nuevamente acá. Gracias, que grandeza el cuerpo del hombre, pero algunos no lo entienden y lo corrompen.
ResponderEliminar