domingo, 9 de agosto de 2009

INVENTARIO

Foto de Robert Farnham
Frente a la ausencia que ahora somos, sólo te pido contraponer el mínimo inventario de lo que puedas rescatar de aquellos días; de cuando el amor era leche y miel debajo de la lengua de nuestros besos, y no camino de piedras convulsionadas y resecas por los declives del alma.
A ti, que has sentenciado que la sabiduría libera al hombre de las tinieblas y de la superstición, y que has revelado al mundo que de toda cosa emanan átomos que nos dicen acerca de la verdad de lo que aprecian nuestros sentidos.
Yo me admito vulnerable e imperfecto, por lo que no puedo ser insensible ante tu belleza. Ella me embriaga como la sangre de las uvas, y me impregna con el aroma de espliego y azahar que precede al torbellino de tus pasos. No hay forma de que el sol que fluye desde tu mirada se detenga antes de herir mi pecho; ¿cómo?, si príncipes y artistas ya han sucumbido a sus ardores.
Espíritus que hoy se meten en tu cuerpo y se atrinchera en tus pecados. Como ése, que te repite en los espejos; o aquél, cuyo lenguaje es el quejido de los hombres que te han poseído. O éste, que te convida a saborear, en bandejas de plata y copas de oro, manjares y licores. O aquél, que te adormece mientras el sol avanza. O el que te hace fingir, o el que te lleva a sentir el amargo espíritu de la frustración; o simplemente éste, el que hace aparecer tu gracia y tu belleza como máscara de actores en las tragedias de los poetas griegos.
Por eso te pido contraponer el mínimo inventario, que me encadena a ti por amor del alma, y te liga a mi por amor del cuerpo; en una pasión que no tolera división ni combate.

No hay comentarios:

Publicar un comentario