jueves, 20 de noviembre de 2025

Diccionario de las Artes del Fuego en Venezuela: entre tradiciones ancestrales e innovaciones contemporáneas

Rafael Simón Hurtado / Foto de las obras de José Antonio Rosales






































Diccionario de las Artes del Fuego en Venezuela, Premio de Investigación otorgado por la Asociación Internacional de Críticos de Arte (Capítulo Venezuela), 2024.


El Diccionario de las Artes del Fuego en Venezuela, obra de Lunes Rodríguez Coronel, constituye un compendio enciclopédico exhaustivo que agrupa más de 1.500 entradas dedicadas a estas disciplinas en el ámbito venezolano.

El Diccionario abarca campos como la cerámica, el vidrio, la orfebrería y el esmalte sobre metal, trazando su trayectoria desde los orígenes precolombinos, hace más de 7.000 años, hasta las expresiones contemporáneas y vanguardistas. Va más allá de las meras definiciones técnicas, incorporando conceptos estéticos, procesos históricos, biografías de maestros y talleres, así como reflexiones sobre la intersección de estas artes con la sociedad, la crítica artística, el equilibrio entre tradición y experimentación, y su presencia en entornos académicos y comunitarios.

En su definición de las Artes del Fuego, Lunes Rodríguez Coronel enfatiza que se trata de una disciplina que depende del elemento ígneo, distinguiéndose de las artes tradicionales al fusionar utilidad y estética innovadora.

“Las Artes del Fuego, —recuerda Lunes— son las expresiones plásticas que se definen por su dependencia esencial del fuego para la materialización final del producto, diferenciándose de las bellas artes tradicionales —como pintura y escultura, incluso la fundición en bronce—. Predomina un carácter utilitario inherente, aunque abarca piezas contemplativas, en las que se fusionan la funcionalidad ancestral con innovación estética, destacando su rol en la evolución cultural humana.”

Un diccionario terminológico y enciclopédico

Al calificar el tipo de diccionario, Lunes Rodríguez lo presenta como un equilibrio entre tradiciones ancestrales e innovaciones contemporáneas.

El Diccionario de las Artes del Fuego en Venezuela, dice Lunes Rodríguez Coronel, “es un diccionario terminológico y enciclopédico que no solo recopila definiciones precisas de términos vinculados a estas artes —como cerámica, esmalte sobre metal, orfebrería y vidrio—, sino que integra explicaciones históricas, culturales y conceptuales que profundizan en su comprensión.”

Añade que la obra abarca desde técnicas precolombinas hasta innovaciones vanguardistas, con más de 1.500 entradas que la convierten en una guía indispensable para artistas, investigadores y aficionados. Centrada en el contexto venezolano, examina la evolución de las artes del fuego, destacando la fusión de tradiciones indígenas, coloniales y contemporáneas. Accesible para novicios, pero profunda para expertos, actúa como un “mapa lingüístico” del arte como lenguaje creativo universal.

“Es un diccionario terminológico y enciclopédico que también hace un recorrido por todos los salones nacionales de las artes del fuego de Venezuela, desde 1971; con una descripción de los participantes, de los jurados y quienes fueron ganadores.”

Y va mucho más allá de un glosario técnico, transformando una necesidad práctica —la ausencia de una terminología estructurada para estas disciplinas— en un compendio multifacético que entrelaza historia, cultura y reflexión contemporánea.

“Incluimos conceptos como como el de la verdad y la postverdad. El diccionario no se limita a lo técnico; incorpora debates filosóficos y estéticos actuales. Entre sus más de 1.500 entradas, se exploran estos conceptos y cómo estas ideas influyen en la percepción de las creaciones artísticas y reflejan la evolución del arte como un lenguaje en constante evolución, capaz de cuestionar realidades y trascender barreras culturales.”





































Lunes Rodríguez: “El Diccionario se originó como un trabajo de ascenso para la Universidad de Carabobo, y el proceso de elaboración se extendió por una década.” Foto R.S.H.


Incluye además información sobre los santos patronos de los artistas, resaltando la dimensión espiritual y tradicional de las artes del fuego.

“Santa Justa y Santa Rufina son las patronas de los ceramistas (o alfareros)”, dice. Estas santas sevillanas, mártires del siglo III, simbolizan la resistencia y la devoción en el oficio de la arcilla, una voz perfecta para las prácticas venezolanas que fusionan lo ancestral con lo colonial.

“O San Eloy —o San Eligio— el patrón de los orfebres y metalúrgicos, cuya entrada conecta la orfebrería venezolana con tradiciones europeas traídas en la colonia, enfatizando en la destreza manual y el fuego como elemento transformador.”

Estos elementos reafirman el carácter enciclopédico del diccionario, pues su relevancia se alinea con el enfoque histórico-religioso de la obra, que documenta cómo el catolicismo colonial amalgamó técnicas indígenas y europeas, o cómo la gastronomía precolombina ilumina el rol utilitario y ritual de las artes del fuego en la Venezuela precolombina.

“Los ancestros crearon vasijas y utensilios cerámicos, dice Lubnes, no solo para ornamentación, sino para usos cotidianos como la preparación y almacenamiento de alimentos —ollas para cocinar maíz o yuca, o recipientes para bebidas fermentadas en ceremonias. Esto se entrelaza con una visión más amplia de la gastronomía indígena, mostrando cómo la cerámica fue clave en la preservación cultural y la experimentación culinaria, desde hace más de 7.000 años.”

De este modo, la obra integra diversos espectros con rigor, ¬preservando raíces milenarias, mientras documenta vanguardias, enriqueciendo la comprensión de cómo el fuego perpetúa y transforma prácticas creativas en contextos modernos.

Génesis del diccionario

Al relatar la génesis del diccionario, Lunes Rodríguez Coronel explica su origen como un proyecto académico para la Universidad de Carabobo.

“Se originó como un trabajo de ascenso, dice su autor, para la Universidad de Carabobo, el cual recibió mención de publicación. El jurado para este trabajo de ascenso estuvo integrado por José Napoleón Oropeza, Miguel Ángel Correa y Ligia Paredes. La Universidad de Carabobo no pudo editarlo, por lo que, como autor tomé la decisión de hacerlo mediante autoedición; eso sí, incluyendo en los créditos que se trataba de un trabajo de ascenso de la Universidad de Carabobo.”




Gisela Márquez, Transparencia, (Vidrio). Premio Owens Illinios de Venezuela.

El proceso de elaboración se extendió por una década, durante la cual el contenido se enriqueció continuamente con nuevos datos, términos y eventos, gracias a fuentes documentales, entrevistas, visitas a talleres y viajes. La revisión final estuvo a cargo del escritor José Napoleón Oropeza, Premio Nacional de Literatura, quien imprimió un rigor editorial impecable.

Al reflexionar sobre el proceso investigativo, Lunes Rodríguez destaca su amplitud y el enriquecimiento personal derivado de años de dedicación académica.

“Es un trabajo de investigación exhaustivo, que se fue expandiendo con nuevas incorporaciones. Ha sido una experiencia gratificante, tras años de investigación.”

Lunes Rodríguez se distingue como museólogo, educador, investigador y curador venezolano, con más de 25 años de trayectoria en las artes visuales, la museología y el patrimonio cultural. Posee una Especialización en Biodeterioro y Control de Bienes Culturales del Centro Nacional de Conservación, Restauración y Museología en La Habana, Cuba; una Especialización en Museología y Museografía Didáctica de la Universidad de Barcelona, España; un Máster en Museología y Museografía Aplicada de la misma institución; y estudios doctorales en Gerencia en la Universidad de Yacambú, Venezuela.

En la actualidad, ejerce como Director General del Ateneo de Valencia y Director de la Galería Universitaria Braulio Salazar de la Universidad de Carabobo, donde supervisa la organización y museografía de exposiciones. Asimismo, es Docente e Investigador Titular en Artes Visuales en Latinoamérica en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Carabobo; Docente en el Posgrado de Especialización en Museología en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela; y Docente en el Diplomado en Curaduría de Arte en la UCV y el Centro de Arte de Investigación (CAI).





Maritza Góngora, El jardín de las delicias, (Cerámica escultórica). Premio Ciudad de Valencia.


La Galería y el libro

Al indagar sobre cómo su labor en la Galería Braulio Salazar influyó en la decisión de emprender este ambicioso proyecto, Lunes Rodríguez Coronel rememora su ingreso y la tarea inicial asignada.

“Cuando ingresé a la Galería Braulio Salazar en el año 2000, era un salón dedicado a las artes del fuego. Y el director que me antecedió, Oswaldo Ortega, me pidió que me encargara de las fichas técnicas mediante el levantamiento del registro de cada objeto, de cada obra. En ese momento no conocía ninguna. Lo que significó iniciar un proceso de aprendizaje para llevar adelante la tarea encomendada.”

Lunes Rodríguez contrasta la relativa simplicidad descriptiva en las artes bidimensionales y escultóricas tradicionales con la complejidad inherente a las artes del fuego. Al detallar esta complejidad, el autor ilustra la diversidad de técnicas involucradas en una sola obra.

“Cuando tú ves una obra, una pintura, cualquier obra bidimensional, la descripción de los materiales resulta muy fácil: Óleo sobre lienzo, acrílico sobre lienzo, o sobre papel, o sobre la pared o sobre cualquier superficie. Materiales diversos. Si es una escultura, puedes describirla como vaciada en bronce, tallada, modelada, esculpida, sobre distintos materiales. Ahora, cuando tú vas a las artes del fuego, la descripción resulta más compleja. En una misma obra podemos encontrar diversas técnicas como: fundición, cera perdida, micromecánica, ensamblado, soldadura, gres, gres coloreado, quema Rakú, esmalte en tinta, engobe, pátina, laminado, extrusido, quema oxidante, quema a alta temperatura, cobre, hierro, cerámica, madera, encáustica, ensamblaje. Todo esto te habla de la complejidad descriptiva de las obras de arte, en las artes del fuego.”

Esta complejidad, inherente a la catalogación de obras artísticas, revela una hibridación radical, donde las técnicas abarcan procesos de fusión (como fundición y soldadura), modelado cerámico (gres, engobe), acabados superficiales (pátina, esmalte), variaciones térmicas (quema Rakú, oxidante) y materiales híbridos (cobre, hierro, madera). Así, las artes del fuego trascienden categorías puras, amalgamando lo escultórico, lo pictórico y lo industrial.





Liliana Benítez, Caracas: ciudad portátil, mi sueño en blanco y negro, (Orfebrería). Premio Alcaldía de Naguanagua.


Un mundo nuevo

Ante la falta inicial de conocimientos en el área, Lunes Rodríguez describe las acciones emprendidas para adquirirlos.

“Esto era un mundo nuevo para mí. Empecé a tomar notas. ¿Qué es quema reductora? ¿Qué es quema oxidante? ¿Cuántos tipos de quemas hay? Fui conformando un listado de términos, de sus significados, de sus usos. También un registro de los artistas, a quienes consultaba acerca de su trabajo, de sus técnicas. Por supuesto, también acudí a la consulta de guías pedagógicas, manuales y programas educativos especializados, fuentes documentales, hemerográficas, bibliográficas, digitales, entrevistas sobre las distintas áreas de conocimiento.”

“Consulté libros especializados en cada área. Visité el Centro de Información y Documentación Nacional de las Artes Plásticas en Caracas, dentro de la Galería de Arte Nacional. También acudí a talleres de artistas. La Galería Braulio Salazar tenía exposiciones itinerantes en varios estados, lo que me permitió visitar Trujillo, Nueva Esparta y comunidades como El Cercado en Margarita, una comunidad de loceros en donde recopilé información de ceramistas. Visité muchos artistas en sus talleres en Caracas, Valencia, Maracaibo, Sucre, Barquisimeto, en el estado Lara, en donde hallé una fuente interesante de todo lo que tiene que ver con el proceso cerámico. Fue un trabajo arduo, con fuentes directas de artistas y talleres.”

En cuanto a las asesorías recibidas, el libro fue sometido al escrutinio de expertos en cada disciplina.

“Al tener el diccionario listo, antes de presentarlo como trabajo de ascenso, solicité la asesoría de Laura Palazzi, Premio Nacional de las Artes del Fuego 2004, especialista en las disciplinas de cerámica, vidrio y trabajo de metales orientado al accesorio de joyas contemporánea, y compartí con ella lo relacionado con la cerámica. La parte de orfebrería se la ofrecí a Christian Gramcko, Premio Nacional de las Artes del Fuego 2007, especialista en técnicas de manufactura en orfebrería antigua y metalurgia prehispánica en los Andes, con un enfoque en las artes visuales. Lo relacionado con esmalte sobre metal consulté a Ana Mercedes Carvallo, Premio Nacional de las Artes del Fuego 2005, orfebre y esmaltista que experimenta con las técnicas, las formas, los brillos y los colores del material. Y a Roberto Dos Santos, que es un Maestro investigador del vidrio. También consulté a la Maestra ceramista Marta Iribarren y al docente y escritor José Napoleón Oropeza, quienes hicieron sus aportes en la corrección del trabajo.”

El escritor José Napoleón Oropeza contribuyó significativamente, especialmente en la precisión lingüística y los matices del vocabulario.

“Por ejemplo, —aclara Lunes— no usamos el martillo, lo utilizamos. Uno usa las manos para agarrar, usas los pies para caminar, pero utilizas la herramienta.”

La relevancia de tales precisiones, —dice Lunes—, reside en que, en contextos profesionales, académicos o formales, sugieren un uso intencional y eficiente, aportando un matiz de optimización. Aunque en el español neutro —ya sea de España o Latinoamérica— ambos términos, por ejemplo, son correctos e intercambiables, la elección depende del tono deseado.

En el marco de estos merecidos reconocimientos, Lunes Rodríguez Coronel subraya que, si bien el premio galardona primordialmente su labor investigativa, rinde asimismo tributo al exquisito diseño de Paula Celis y al firme respaldo de la Universidad de Carabobo.





“Las Artes del Fuego, —recuerda Lunes— son las expresiones plásticas que se definen por su dependencia esencial del fuego para la materialización final del producto.”


Significado e impacto del reconocimiento otorgado

Otorgado el 24 de octubre de 2025 en Caracas por la Asociación Internacional de Críticos de Arte (Capítulo Venezuela), en la mención de investigación de la AICA 2024, este premio valida una década de labor intensiva. Visibiliza la investigación provincial, posiciona el diccionario como referencia esencial y genera reconocimientos institucionales.

La galería —señala Lunes Rodríguez—, previamente galardonada por la AICA como institución promotora, refuerza su legado en la promoción cultural.

¿Qué aspiraciones y públicos contemplas?

En cuanto a las expectativas de impacto en el reconocimiento de las artes del fuego y sus aspiraciones principales, Lunes Rodríguez aspira a un público amplio y a la preservación del patrimonio.

“Aspiro a captar un público especializado —críticos, artistas e investigadores—, aunque la inclusión de historia general (orígenes del vidrio, cerámica y orfebrería) puede atraer a otros públicos. En un panorama socioeconómico desafiante, el diccionario contribuye a preservar el patrimonio mediante términos venezolanos específicos, fomentando un renovado interés y valoración de estas disciplinas como pilares de identidad cultural.”

“La revisión histórica, dice Lunes, revela una tradición precolombina rica, moldeada por el contexto tropical y necesidades utilitarias primordiales, aunque menos desarrollada que en regiones andinas. Persisten entusiastas creadores contemporáneos como Marco Castillo, quien evoca venus precolombinas, ilustrando una continuidad adaptativa en el panorama artístico venezolano.”

Finalmente, la emoción o idea universal que se invita a explorar en el Diccionario de las Artes del Fuego en Venezuela, es una reflexión profunda sobre el legado creativo forjado en el fuego.

“El Diccionario brinda a los lectores la oportunidad de hacer una reflexión profunda, una contemplación serena y apreciación elevada de las expresiones forjadas en el fuego; para que despierten su curiosidad, su pasión transformadora e inspiración alquímica en el calor y las formas, enriqueciendo el vocabulario personal y la conexión con una belleza patrimonial que se remonta a siete mil años de historia humana.”