miércoles, 15 de mayo de 2024
Yuri Valecillo y el teatro de la calle
Rafael Simón Hurtado
Mendigos acostados en las aceras.
¿Qué es lo que retrata Yuri Valecillo? Si afirmara que en la fotografía de Yuri Valecillo se halla en la base de una sensibilidad social y teatral, quizás no dijera nada nuevo. El escritor Carlos Yusti, en Prontuario urbano, introduce una muestra fotográfica del Maestro Valecillo, calificando a la ciudad “como un gran tinglado teatral en el cual se escenifica a diario un drama, una comedia”.
Me corresponde ratificar esta afirmación, pero me gustaría agregar que las fotografías de Yuri Valecillo son depositarias de una estética que tiende puentes entre la representación de la realidad y una experiencia de lo irreal.
A través de lo que hemos llamado sentido teatral, -a veces con énfasis melodramático o en tono de humor-, se muestra la crónica de una ciudad que, desesperanzada por la injusticia, desalentada por la miseria, o, por el contrario, animada de lucha por la supervivencia, se nos aparece en toda su extrañeza, pero con la capacidad de revivir un espacio que queda justo entre lo verdadero y lo imaginario.
Vendedoras ambulantes lucen pulseras.
Los encuadres crean, mediante una prodigiosa sensación de verdad, fragmentos cuyo sentido sólo pueden desprenderse gracias a los hechos con los que nuestra mente es capaz de establecer relaciones. Aunque las imágenes nos resultan familiares, pareciera que las estuviésemos descubriendo por primera vez con todos sus mecanismos, con un repertorio cuya rara virtud es capacitar al espectador para traspasar los umbrales de la realidad.
Así, aparecen en escena mendigos acostados en las aceras que disienten de la ostentación de las vidrieras; vendedoras ambulantes que lucen pulseras y brazaletes en brazos artificiales; o pasos que dejan tras de sí las huellas de 43 desaparecidos trasmutados en rastros de leopardos.
Pasos que dejan tras de sí las huellas de 43 desaparecidos.
Es como si la vida cobrara sentido en la vocación original de una fotografía que rescata el momento mágico en el que los espectadores se sorprenden al ver la imagen. Las escenas reúnen una particular densidad de decorado y de seres humanos, en las que se describen las acciones sin disociarla de su contexto material y sin disimular la singularidad humana de la que están hechas. Sus historias, que versan sobre lo habitual, lo cotidiano, lo rutinario, son cargadas intencionadamente de una mirada insólita y extravagante.
Obreros montados sobre andamios recrean funambulistas.
Vemos cómo obreros montados sobre andamios recrean funambulistas que hacen maromas ante una audiencia urbana; cómo la cotidiana imagen de una madre que pasea a su hija en un cochecito, es sorprendida por la taza de un retrete en donde se evacúan, quizás, los desperdicios de la ciudad; y desconcierta el atavío militar de una mujer que ostenta, como parte de su indumentaria, una pala y un saco de cráneos humanos.
Una madre que pasea a su hija en un cochecito.
Hay un compromiso por mostrar el sufrimiento, pero también la fiesta de sus coetáneos, concediéndole a todo el que pasa a su lado un lugar de privilegio en su fotografía.
Y en esa muestra de propósito personal, se pone en evidencia el carácter itinerante del fotógrafo que acompaña el constante desplazamiento de sus personajes, recorriendo con ellos las mismas calles, registrando los mismos ambientes e interesándose, con sinceridad, por sus asuntos privados, como un peregrino más.
Desconcierta el atavío militar de una mujer.
Todo pasa por el tamiz de la sensibilidad propia de la poesía. Con ella les ofrece a los hombres y mujeres congelados en sus imágenes, que poco o nada pueden hacer frente a los males y las injusticias que les acechan, una oportunidad para la redención.
El fin último del Maestro Valecillo, -creo-, es poner el mayor esfuerzo en encontrar, a través de la imagen, una ilusión, una esperanza, una luz que alumbre el panorama sombrío de la ciudad.
Yuri Valecillo.
(El Palotal, Valencia. Venezuela 1961).
Estudios de fotografía en Venezuela, Francia y México. Sus fotos se han publicado en más de 30 medios de Europa y América Latina; cuenta con 41 exposiciones individuales de fotografía y más de 50 portadas de revistas y libros, colaborador incesante en medios de Venezuela y América Latina, habla y lee francés, expositor de la Cátedra de Fotografía para la Revista Generación (México). Ha impartido cursos y talleres de fotografía en la Universidad de Carabobo (Venezuela). Coordinador de Fotografía de la Revista Rino (México), Colaborador de la Revista El Cotidiano (UAM), Cofundador de la Revista Generación, cuenta con varios escritos publicados. Ha participado en revistas venezolanas como Fauna Urbana, Arte Literal, Fauna Nocturna. Parte de su trabajo fotográfico se ha recopilado en varios libros en papel y en dos libros digitales: La realidad confrontada. Itinerario fotográfico de Yuri Valecillo y Prontuario urbano. Le huye a los premios y condecoraciones de pueblos, caseríos y ciudades. Y se viene declarando anarquista desde hace algunos años, lector asiduo de Bakunin y del género literario de Novela Negra.
Rafael Simón Hurtado. Escritor, periodista. Fue Jefe de Edición de Tiempo Universitario, semanario oficial de la Universidad de Carabobo. Director-editor fundador de las revistas Huella de Tinta, Laberinto de Papel, Saberes Compartidos, los periódicos La Iguana de Tinta y A Ciencia Cierta, y la página cultural Muestras sin retoques. Premio Nacional de Periodismo (2008), Premio Nacional de Literatura Universidad Rafael María Baralt (2016), Premio Municipal de Literatura Ciudad de Valencia, (1990 y 1992). Ha publicado los libros de ficción Todo el tiempo en la memoria y La arrogancia fantasma del escritor invisible y otros cuentos; y de crónicas, Leyendas a pie de imagen: Croquis para una ciudad. Ha hecho estudios de Maestría de Literatura Venezolana en la Universidad de Carabobo.
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